Este sentimiento, con claras connotaciones negativas ha aparecido en la literatura en múltiples ocasiones. Los antecedentes más antiguos, los podemos ver en la Bíblia y la relación entre Caín y Abel o incluso, en la historia de Benjamín y sus hermanos, que dan origen a las doce tribus israelistas.
Centrandome en Hamlet, destacar la relación entre Claudio y su sobrino, después de la muerte del rey a manos de este.
En esta parte, tan destacable de la obra de Shakespeare se entremezclan sentimientos como el odio propiamente dicho, así como, la verganza, la ira de un personaje de una clara inestabilidad emocional, y que desencadena en una espiral de muertes y conspiraciones entre personajes.
El odio por su tio, se hace más patente en el momento en que, se propone desenmascararlo en la obra que representa el sueño de la muerte del rey, y que acaba demostrando la culpabilidad de Claudio.
Este odio, en otra de las escenas claves de la novela, la encontramos en la oportunidad de Hamlet para matar a Claudio y que no lleva a cabo, debido a que este ha purificado su alma, al acudir a la capilla para confesar los pecados.
El hecho de que, este situado de espaldas demuestra que su asesinato sería tan rastrero y cobarde, como el personaje de Claudio, que es capaz de asesinar al rey por sus ganas de usurpar el trono, y quedarse con su esposa Gertrudis, que en durante la epoca isabelina a la cual, pertenece Hamlet se consideraba incesto.
SHAKESPEARE, William: Hamlet, traducción de Salvador Oliva. ed. Vicens-Vives. Barcelona, 1988.
Hernández Casado, Laura
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